TODACLASEDEPIELES
Hace muchos años, en un
lejano país, vivían un Rey y una Reina que estaban muy enamorados.
Acababan de casarse y
deseaban con todas sus fuerzas tener un hijo que reflejara el amor de
los dos.
Un día, por fín, la
Reina se quedó embarazada y terminó dando a luz a una lindísima
princesita. Los Reyes estaban encantados con su niña, pero la Reina
no conseguía recuperarse del parto y enfermó gravemente. El Rey
estaba muy triste y no se separaba nunca de su esposa. Un día, ella
le dijo que si moría, cuidara mucho de su hijita, que la casara con
un príncipe muy bueno y muy guapo que la hiciera tan feliz como
ellos habían sido...Finalmente, la Reina murió, y el Rey estaba muy
triste muy triste muy triste, no dejaba de llorar por su esposa.
Fueron pasando los años y la
princesita se convirtió en una hermosisima princesa, así que el Rey
-obsesionado con cumplirla palabra que le había dado a su esposa
antes de morir- le buscó un esposo. Quería casarla con el principe
de un reino vecino, y así hacer sus tierras mas grandes.
Cuando fue a decírselo a su hija, ella
se negó. No quería casarse con un principe que no conocía y del
que no estaba enamorada. El Rey insistía, insistía e insistía y
terminó por obligar a la princesa. Entonces ella le dijo:
- Sólo me casaré con ese principe
si consigues regalarme un vestido tan
dorado como el sol, otro tan plateado como la luna y otra tan
brillante como las estrellas.
Cuando por fin el Rey
consiguió el vestido tan dorado como el sol, el vestido tan plateado
como la luna y el vestido tan brillante como las estrellas, se los
mostró a su hija. La princesa se quedo impresionada porque pensaba
que su padre no conseguiría esos vestidos y, además, le encantaban,
eran preciosos, pero ella no había cambiado de opinión: no quería
casarse con ese principe porque no le quería y no le había visto
jamás, así que le dijo:
- Vale, ahora que ya tengo
los vestidos, quiero que me regales un abrigo de toda clase pieles.
Si no lo consigues no me casaré con ese príncipe.
La princesa estaba muy
tranquila porque pensaba que su padre no iba a conseguir el abrigo de
toda clase de pieles, y si no lo conseguía ella no se casaría con
el príncipe. De la misma forma, el Rey ordenó a los cazadores del
reino traer un trocito de piel de un animal distinto para hacer un
abrigo de toda clase de pieles. Cuando el Rey consiguió el abrigo se
lo mostró a la princesa. Era un abrigo muy bonito, con toda clase de
pieles, muy largo y muy calentito. A la princesa le encantó pero
seguía convencida de que no quería casarse con aquel príncipe al
que no conocía.
Como no quería que su
padre la obligara a casarse con ese principe, esa misma noche, la
princesa se escapó del palació. Cogió una bolsa y metió los tres
vestidos que le había regalado su padre: el vestido tan dorado como
el sol, el vestido tan plateado como la luna y el vestido tan
brillante como las estrellas. Se puso una cadena de oro de su madre
en la que había colgada una medallita de la virgen, una medallita
con forma de corazon, y el anillo de boda de su madre; se puso el
abrigo de toda clase de pieles, se manchó la cara y las manos para
que no la reconocieran y se escapó al bosque. Allí paso largos
largos días con sus largas largas noches huyendo de palacio. Dormía
escondida entre árboles, y caminaba por el bosque para alejarse del
castillo de su padre y para que nadie la encontrara. Caminó tanto
tanto tanto que llego un reino lejano.
Un día, mientras dormía en un tronco
acurrucada con su abrigo de toda clase de pieles. Escuchó el ruido
de unos caballos que se hacercaban...¡eran cazadores! Los perros de
los cazadores la olieron, se acercaron al árbol y empezaron a ladrar
creyendo que era un animal. La princesa, que a partir de ahora va a
llamarse Todaclasedepieles, estaba muy asustada porque pensaba
que los cazadores la iban a confundir con un animal y la iban a
matar, así que comenzó a rogar a los cazadores que no la mataran:
- ¡No me mateis, no me mateis, por
favor! No me hagaís daño...
Los cazadores, al oir una voz de mujer,
se quedaron sorprendidísimos, y decidieron llevar a
Todaclasedepieles al castillo del principe de ese reino para
limpiarla, darle de comer y darle un techo donde poder dormir. Cuando llegó al castillo se dio cuenta
que ese no era el palacio de su padre y se alegro mucho, porque eso
significaba que estaba lejos del reino. Llevaron a Todaclasedepieles
a la cocina de palacio para que pudiera comer algo, y el cocinero,
que necesitaba una ayudante, decidió darle
trabajo en la cocina, enseñarla a
limpiar, a cocinar, a guisar...
Ella nunca nunca nunca se quitaba el
abrigo de toda clase de pieles, además, como estaba en la cocina
siempre estaba sucia y desarreglada. Un día, se enteró que el
principe del castillo donde ella vivía iba a organizar un baile para
buscar esposa. Sería un baile muy elegante, al que acudirían todas
las princesas de todos los reinos...incluso los más lejanos, y que
duraría tres días. Todaclasedepieles ya había visto al
principe pasear por los jardines de palacio, y le parecía taaaaaan
guapo... Así que el primer día del baile, después de haber ayudado
al cocinero a preparar la fiesta y la cena real, se fue a su cuarto,
se lavó, se cepillo el pelo, se puso su vestido tan dorado como el
sol y bajo al baile de palacio. Estaba tan guapa y su vestido era tan
bonito, que el principe al verla se quedo impresionado y bailó con
ella esa noche. Cuando el baile estaba terminando, Todaclasedepieles
volvió a su cuarto, se puso el
abrigo de toda clase de pieles, se manchó de nuevo la cara para que
nadie la reconociera y bajó a las cocinas a seguir ayudando al
cocinero. El cocinero le encargó hacer una sopa para el principe y
le pidió que se lo subiera a sus aposentos. Todaclasedepieles cogió
el plato de sopa, hecho dentro la medallita en forma de corazón que
llevaba en su cadena de oro, y la subió a la habitación del
príncipe. El príncipe probó la sopa y le pareció que estaba más
rica que nunca...pero cuando se dio cuenta que había una medallita de oro se quedo boquiabieto. Se preguntaba de dónde había
podido salir esa pieza de oro, o a quién pertenecía...
Al día
siguiente fue el segundo día de baile, y ocurrió lo mismo: después
de ayudar al cocinero a preparar la cena para la fiesta,
Todaclasedepieles
subió a su habitación, se lavó, se cepilló el pelo, se puso su
vestido tan plateado como la luna y bajo al baile de palacio. En
cuanto el príncipe la vio se puso a bailar con ella y estuvieron
juntos toda la noche. Cuando el baile termino, Todaclasedepieles se
fue corriendo a su cuarto, se puso su abrigo de toda clase de pieles,
se mancho la cara para que no la reconocieran y se bajó a ayudar al
cocinero. Nuevamente, el cocinero le encargo hacer una sopa para el
príncipe. Cuando fue a subírsela, le metió dentro de la sopa la la
medalla de la virgen que tenía en su cadena. Cuando el príncipe se
comió la sopa y vio la medalla en el plato, la cogió y se la
guardo.
Al dia
siguiente, era el tercer y último día de baile. Era la noche más
importante porque el príncipe tenía que elegir esposa.
Todaclasedepieles,
ayudó al cocinero en la cocina, y luego se fue a su habitación, se
lavó, se cepilló el pelo, se puso el vestido tan brillante como las
estrellas y bajó al baile de palacio. En cuanto el principe la vió
se quedo maravillado, porque ella estaba preciosa con ese vestido tan
bonito, así que estuvieron bailando juntos toda la noche. Al acabar
el baile, Todaclasedepieles fue corriendo a su habitación, se pusó
el abrigo de toda clase de pieles y se bajó corriendo a las cocinas
a ayudar al cocinero...pero esta vez, como iba con tanta prisa, no le
dio tiempo a mancharse la cara para que no la reconocieran. Además,
no se había dado cuenta que durante el baile había ocurrido algo
especial...
Al
llegar a la cocina le hizo la sopa al principe. Cuando ya lo tuvo
preparado se quito el anillo de la cadena de su madre y lo hecho en
el plato, y -como cada noche- se la subió a su habitación. El
principe le pidió a Todaclasedepieles
que esperara mientras se comía la sopa, asi que ella se quedo en la
habitación del principe hasta que este terminó de cenar. Cuando el
principe acabo su sopa, vio al fondo del plato el anillo que
Todaclasedepieles
había puesto antes y sonrió dulcemente. Entonces le preguntó:
- ¿Tu
sabes de quién es esto?
Todaclasedepieles
se hizo la despistada y le dijo que no sabía de quien era...El
principe volvió a preguntarle:
- ¿Sabes
lo que es?
Todaclasedepieles
miro el anillo y contestó:
- Sí,
si lo sé. Es un anillo de bodas.
El
principe se levantó,le quitó el abrigo a Todaclasedepieles y le
dijo:
- Sí,
es un anillo de bodas como el que yo he puesto en tu mano mientras
bailábamos esta noche. ¿Quieres casarte conmigo?
Todaclasedepieles
no cabía en sí de gozo...estaba contentísima, muy enamorada del
principe, y le dijo que sí quería casarse con él. Así que se
casaron, vivieron felices y comieron perdices...¡¡y colorín
colorado el que no se levante al suelo se quedará pegado!!
Bien.
ResponderEliminarMás que una adaptación es una versión. Hay dos cosas que no pueden mantenerse en una adaptación para niños pequeños: el incesto (porque es inadmisible) y la rueca de hilar (porque no saben lo que es y tampoco es necesario que lo aprendan). Debes cambiar el objeto por otro más cercano a ellos que también sea típicamente femenino y se pueda llevar en una cadena y buscar un motivo por el que Todaclasedepieles huya de su casa que no sea una burrada como que su padre quiera casarse con ella.
Echar es sin h. No lo olvides ;)