La actividad perteneciente al tercer
bloque consistía en llevar a la práctica aquellas estrategias de
transmisión literaria daadas en clase: cuentacuentos, narración y
lectura.
Comenzamos ensayandolas en pequeños
grupos que posteriormente rotabamos con el objetivo de tener la
oportunidad de compartir la experiencia con el resto de compañeros.
El primer grupo en el que estuve estaba
formado por Marta y por mi. Mi compañera utilizó la tecnica del
cuentacuentos, su historia se llamaba “El grufalo”, y considero
que supo utilizar muy bien todos los recursos que tenía a su
disposición: comenzó haciendome preguntas y no dejó de interactuar
conmigo durante toda la narración. Además, supo gesticular con
frecuencia, haciendo la historia mucho más divertida.
Por mi parte, utilicé la estrategia de
lectura. He de reconocer que esta actividad me pilló de sorpresa por
lo que me vi obligada a pedir que Irune me dejara un libro. Me
recomendó la historia de Ratona y Elefante, un cuento cuya temática
está basada en valores como la amistad y la preocupación por el
prójimo. Con intención de familiarizarme con la lectura, tuve que
leerla un par de veces. Mi compañera Marta defendió que el cuento
le había gustado y que lo había hecho bien, ya que había
interactuado con ella y le había mirado mientras narraba la
historia.
Posteriormente, cambie de grupo y
compartí la experiencia con Ines y Lucia. Lucía utilizó la
técnica del cuentacuentos para
contarnos “La Oca de Oro”. Era un cuento muy interesante, Lucía
disfrutó con la historia y nos hizo disfutar también a nosotras,
además no paraba de hacernos preguntas y de interactuar. Sin
embargo, considero que para sucesivas ocasiones debe prepararse para
posibles preguntas que la historia pueda suscitar en los niños. Digo
esto porque al finalizar el cuento, mi compañera no encontró
respuesta para una pregunta que yo le propuse. Por su parte, Ines
-que utilizó la estrategia de la narración- también supo contar el
cuento de forma adecuada, dándole expresividad a la voz y cambiando
la tonalidad. Creo, no obstante, que debería haber contado el cuento
de forma más lenta. Tanto a Lucía como a Inés les gustó la
historia que les leí, defendían que supe contarla levantando con
frecuencia la vista del libro e interactuando, aunque me aconsejaron
leerla más despacio.
Muy bien. Falta tu propia autoevaluación.
ResponderEliminar